Fuerteventura, la isla de las playas vírgenes más espectaculares de Canarias, también guarda sus secretos. Sigue esta ruta para descubrir un camposanto semienterrado en la playa de Cofete o las cuevas de los Molinos en marea baja.
Alquiler de coche FuerteventuraLa inmensa playa de Cofete, en el sur de la isla, es una de las más espectaculares de Fuerteventura. Sin embargo, alberga uno de los secretos mejor guardados de la isla, el cementerio de Cofete.
En uno de los laterales se puede ver un discreto muro que rodea un camposanto, semienterrado en la arena y con humildes cruces de madera, la mayoría de ellas descoloridas por el sol y la brisa marina. Una reforma reciente instaló una placa con los nombres de los fallecidos, justo a un lado del portón de madera de entrada. Aunque el muro es tan bajo que se puede saltar. El camposanto, donde el último enterramiento tuvo lugar en 1956, data de 1819 y es el más antiguo de la isla. Parte de la belleza enigmática de Cofete, merece la pena una visita. El caserío de Cofete, compuesto por varias casas, chozas y hasta una ermita, fue un importante centro agrícola desde la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, en la década de los 40 el entonces arrendatario de la Dehesa de Jandía a la que pertenece Cofete, prohibió las labores agrícolas para beneficiar el desarrollo del Morro Jable. Fue el fin del caserío de Cofete, aunque el cementerio aún permanece.
Corralejo, la capital de Fuerteventura, mira a la Isla de Lobos. Ambas permanecen comunicadas gracias a los frecuentes ferris. Se tarda solo 15 minutos en llegar a este islote paradisíaco, deshabitado y protegido desde que en 1982 fue declarado Parque Natural. La Isla de Lobos debe su nombre a los lobos marinos que en el pasado vivían allí. Aunque está deshabitada, todavía conserva algunas edificaciones y hay un pequeño restaurante para comer y tomar algo. También hay un Centro de Interpretación para conocer más sobre este islote. El último habitante de la isla fue Antoñito, el farero del Faro Punta Martiño, que dejó su puesto en 1968.
La isla, volcánica como el resto de las Canarias, puede recorrerse muy bien siguiendo todos los senderos que están perfectamente señalizados. Se tarda unas tres horas y hay que tener en cuenta que no hay ni una sombra, por lo que tener precaución con el sol es más que recomendable.
Obligatorio subir a la caldera, que con 127 metros es el punto más alto del islote y desde donde tendrás unas vistas espectaculares. Otros senderos te llevan hasta el faro y Las Lagunitas, pequeños lagos de agua salada con una vegetación exuberante.
Uno de los mayores atractivos de la Isla de Lobos son sus dos playas de aguas azul turquesa. La playa de la Concha o la Caldera y el Puertito de Lobos, una pequeña cala, son ideales para darse un buen chapuzón después de recorrer la isla y antes de regresar a Fuerteventura.
El Puertito de los Molinos, o los Molinos como se le conoce, está situado a unos 27 km de Puerto de Rosario, en la costa oeste. Es una diminuta y pintoresca aldea de menos de 20 habitantes, con casitas de pescadores blancas, y puertas y ventanas azules o verdes. El tamaño de la playa cambia con las estaciones, y sobre todo con las mareas. En verano suele haber arena fina y dorada y en invierno es más gruesa.
Con la marea baja se puede ir caminando a las cuevas de los Molinos, en la parte izquierda de la playa. Las cuevas, formadas por la erosión del mar, son espectaculares. Desde allí hay una preciosa vista de la playa y de las casitas de Los Molinos. Hay que tener muy en cuenta las mareas y controlar mucho los tiempos durante la visita, ya que el oleaje puede ser muy peligroso.
El clima de eterna primavera, las increíbles playas, las dunas y el paisaje desértico atraen a miles de turistas a Fuerteventura durante todo el año. Pero el interior guarda los secretos de un pasado en el que la isla era la despensa de los cereales, incluido el famoso gofio. Los molinos y las molinas salpicaron las llanuras majoreras del interior durante los siglos XVIII y XIX.
Los molinos seguían la tradición castellana en su estructura, mientras que la molina, que procedía de La Palma, podía transportarse y además con ella se trabajaba en una sola planta, lo que facilitaba la labor.
En la actualidad hay 23 molinos y molinas declarados Bien de Interés Cultural y repartidos por toda la isla. Los molinos y molinas de los valles de Ortega y Corralejo son algunos de los más famosos. La mejor opción es visitar el molino restaurado de Tiscamanita, que acoge el Centro de Interpretación de los Molinos.